El rastro de tus huellas se van marcando en el suelo de ladrillos rojos del patio. El sol está recogiéndose y dando paso a una luna brillante, de esas que dejan notar más que tu sombra.
De un salto sutil y elegante saltas desde el último escalón hasta el tejado.
Te miro y observo esos enormes ojos verdes, que me miran, y después de sopesar durante unos segundos, bajas corriendo para entrelazar tu cola con mis piernas. Me agacho para acariciarte, y un ronroneo rompe el silencio de la noche.
Me siento en el suelo, y te acomodas en mi regazo, resoplando unos segundos mientras te estiras y relames la pata delantera derecha.
Ambas cerramos los ojos. Debajo de la luna, envueltas en la paz de la noche.
martes, 22 de mayo de 2018
viernes, 18 de mayo de 2018
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