miércoles, 30 de junio de 2010

Laberintos de piedra


El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda trasmitir a otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Loas enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprndiera a leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días son largos.

2 comentarios:

  1. Me encantan los laberintos, y me necanta Borges, La casa del Asterión. La imagen es muy sugerente, me gustaria saber quien caminó por ellas, quien se refugió tras la columnata, donde viviría el Asterión...

    Me ha gustado un monton, podría haberla comentado antes, pero me gusta hacerme de rogar.

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  2. Gracias Metafísico, es un pequeño placer que te encante.

    Los laberintos están hechos para perderse, para pensar en todo aquello que a veces no nos planteamos, y no están construidos como una cárcel, si no como una fortaleza. Eso es lo que expone Borges.

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