domingo, 31 de enero de 2016

Brillante

  Todo brilla a mi alrededor. Pequeñas porciones de destellos lunares desafían a la madera del suelo de mi habitación. Se pegan en mi ropa, en mi pelo, en mi piel. Rozan suavemente mis pestañas.

  Esa purpurina artificial ha conquistado ya mi salón, y ahora está entrando plenamente mi baño. Cruzó desafiante la cocina, rozando descaradamente las asas del horno en busca del bizcocho de yogurt que estuve preparando.

  Y por fin, el epicentro de centelleos siderales se paran. Los zapatos de lentejuelas rosas han vuelto a su caja original. Aquella que se me ocurrió traer a casa para que una niña de cinco años soñase con ser una princesa-hada madrina por su castillo de 76 metros cuadrados.


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