viernes, 21 de septiembre de 2018

Ayer no sólo perdí los zapatos, perdí mi risa, mi alma y mi corazón. Al darme la vuelta y abrir los ojos me di cuenta que me despojaron de todo, porque lo que pensaba negro, es blanco. Y aunque pudiese querer ser Proserpina, mi corazón siempre estará engañándose, pensado en lo que pudo haber sido y uno fue. Y aunque mi cuello siga intentando girar mi cabeza hacía adelante, mis neuronas se interconectan para poder recordar tu olor, tu sonrisa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario