lunes, 22 de octubre de 2018

El imposible de saber a ciencia cierta lo que nos deparan los días venideros.
 La sospecha sobre el caos que se apodera de nuestros futuros inciertos.
El arduo trabajo de obligar a nuestra mente a pensar sin que se agolpen las ideas locas.
 La desesperación de la búsqueda del mañana.
El atisbo de decepción al intuir que nada es lo demasiado idílico que buscamos.
 La magnitud que sobreestimamos sobre nuestros movimientos.
El alcance real que conllevan nuestros hechos.
 La finalidad por la que deseamos los grandes placeres.
El término de las ideas banales al coincidir con la realidad.

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