domingo, 29 de abril de 2018

La última hoja del libro

Hoy he tenido que callarme. Ante una conversación entre iguales, o lo que yo creía iguales. Mi palabra vale lo mismo que la tuya, tus ideas, son igualmente discutibles que las mías. ¿Desde cuando se censura aquello que no te gusta? ¿Desde cuándo la literatura se tiene que retractar por sus palabras?

Vivimos en un mundo real, lleno de estigmas político-culturales, pero nuestra imaginación es libre, al igual que nuestras plumas. Nuestra mente puede llegar a límites imposibles de detectar, y el poderlas plasmar en una obra es lo que nos hace libres. Si empezamos a censurar y quemar nuestras ideas, haciendo una hoguera con nuestros libros, no seremos más que los mismos fanáticos a los que hemos cuestionado y negado.

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