martes, 7 de mayo de 2019

musas

Las musas no se han ido, no han huido tras una debacle sin precedentes una tarde de primavera lluviosa. No han desaparecido tras las nubes grises de mi imaginación.

En vez de eso, las guardé, las encerré, las dejé en un rincón primero chillando, luego hablándome cada vez más bajito...para al final lamentarse de la elección de títere que les había tocado.
Los ecos de sus voces secas retumban en mi cabeza, que las transmite a mi columna vertebral, que a su vez lo distribuye hasta mis articulaciones, por el torrente sanguíneo, explotando en mi corazón.

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